jueves, 29 de marzo de 2007

Es Poniendo (Buena Leche)

Hay artículos de los cuales uno no puede sustraerse y son menester difundir. Aquí les va uno del Ojo de vidrio.
Por Ramón Rocha Monroy

Cierta vez, este servidor hacía cola en un banco, cuando fue requerido por una señorita bella y sonriente que traía un encargo: "El gerente desea hablar con usted." Dejé la fila, por supuesto, porque a un gerente no se hace esperar así nomás, y una vez que me senté en su despacho y acepté un cafecito, el buen amigo me dice: "Estoy enojado contigo, no me has regalado tu libro." "Ah, caray", pensé, "qué descuido." Y le prometí una próxima visita con el libro debidamente dedicado. Creo que se lo llevé y luego salí de su despacho con la satisfacción del deber cumplido. Pero ahora me encuentro con una anécdota inquietante que dice lo siguiente: "Alguna vez, cuando vivía, una persona llegó al cubículo de Roland Barthes, en La Sorbona, para hacerle una consulta respecto a cierta manera de interpretar el texto desde el punto de vista estructuralista. Barthes dio la explicación solicitada (lo cual le llevó una hora de su tiempo) y el visitante, satisfecho, se iba a retirar. Antes de que eso ocurriera, Barthes le dijo: "Espere un momento". El visitante respondió: "¿Para qué?". "Para que le entregue mi recibo y me pague los honorarios generados por esta consulta", respondió Barthes, extendiéndole el mencionado documento. El personaje se molestó, pues no imaginaba que un humanista le cobrara una consulta, pero tuvo que pagar más o menos lo mismo que le hubiera cobrado un médico." En otra ocasión me citó un ejecutivo de una institución muy importante, cuyas oficinas quedan un poco alejaditas, de modo que el taxi me costó como 8 pesos, pero llegué puntual. Me recibió con una amplia sonrisa y me dijo que era de su interés entregarme una documentación para que yo escribiera la historia de un evento importante para su institución, y consultó luego cómo debíamos proceder. Le dije que firmáramos un contrato, con un pago inicial del 50 por ciento y el resto a la entrega del trabajo. De inmediato vi que se desconcertó, y luego, disimulando un gesto de contrariedad, me dijo: "Hazlo así nomás. Total, esto va a significar una consagración para tu carrera." Le dije que lo pensaría y, segundos después, me hallaba al borde de una carretera, buscando otro taxi que me costaría otros 8 pesos. Lo mismo pasa cuando te citan a un programa de TV. "Señor, tiene que estar aquí a las 7 menos cuarto". Te levantas a las 5, te duchas, te vistes, llamas un taxi, llegas puntual, ingresas a estudio, te ponen un micrófono, una locutora sonriente, simpática, pero histérica por el paso de los segundos, te saluda, te hace una pregunta, y cuando estás tratando de contestarla te interrumpe con un comercial, y listo. Te sacan el micrófono, no tienen tiempo de despedirte, sales a la calle, buscas un taxi y te preguntas qué putas haces ahí parado, solo, duchado a hora tan temprana y sin saber dónde ir a desayunar. Refiriéndose a Roland Barthes, un periodista mexicano comenta: "Esta anécdota es ejemplar: hay quienes suponen, por extrañas razones, que la experiencia profesional humanística o artística no es digna de generar honorarios" […] "Total, ¿qué es escribir, traducir, restaurar, dar clases, pintar o componer música?, ¿qué es tejer, hilar, cocinar, cosechar? Para quienes ganan dinero, usufructuando esas habilidades ajenas, nada, aunque no las sepan hacer."

martes, 27 de marzo de 2007

Presentación de "En las Delicias de Campo Esmeralda" en Tarija

El viernes 9 de marzo, se presentaó el libro en la Casa de la Cultura de Tarija, hubo vinito de rigore. Previamente, el autor exhibió el video documental "Los sueños del Dorado Chico" con éxito entre el público tarijeño.

René Antezana, poeta, vive para fortuna de los chapacos en el valle tarijeño. El escribió este textito, para todos Uds.

Pronto les mostraré unas lindas fotos y tal vez me anime a copiar lo que dijeron los medios...

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Las esmeraldas de Raúl Romero

René Antezana Juárez

Quiero agradecer a Raúl, amigo y cómplice en letras y utopías, la invitación para compartir la presentación de su hijo primerizo que lleva el nombre de “En las delicias del campo esmeralda” . Libro que apellida, como diría Sabina, “Búqueda y visiones”, que son, en realidad, las esmeraldas de Raúl y sobre las cuales intento este boceto como un primer acercamiento sincero a su libro no sin antes felicitarlo por su guagua como es menester en estas ocasiones.
Raúl Romero Auad es de esos buceadores que desean encontrar algún tesoro en la hondura de un cielo plagado de signos de interrogación y de abismos donde las palabras están a punto de quebrarse o definitivamente se quiebran.
El libro “En las delicias del campo esmeralda” es el resultado de un corazón/alma que se adentra en un bosque y a la vez en un desierto de palabras donde, como en Alicia en el País de las Maravillas puede el lenguaje ofrecerte un té de no cumpleaños o un juego fatal de azar. Pero esta no es una aventura: es la pasión escritural de Romero que está signada por la búsqueda de un más allá de sus intensiones / tensiones. Es por esta razón que encuentro que el libro contiene , diríamos, habitaciones diversas que van desde ensayos y reflexiones breves, poemas, cuentos, fábulas y lo que cada lector puede finalmente concluir desde su propia lectura. No es un libro de poesía, tampoco lo es de cuentos, no es de ensayos ni de prosa poética. Es todo eso y algo más.
Quizá lo que más llama la atención de esta obra es el uso de lenguajes que van desde lo coloquial, directo y casi transparente a convocaciones y evocaciones poéticas que se acercan a escrituras mas bien cercanas al guiño, a la puerta entreabierta, al espejo con niebla. Encuentro ecos de Gil de Biedma por su aparente sencillez pero signados por honduras melancólicas y solitarias que se cuestionan sobre la condición humana.
Existe por ello como una transversal en buena parte del libro que es un permanente acto de autocuestionamiento sobre lo que es y debe ser el ejercicio del escritor, que se pregunta sobre el acto de crear frente al acto de producir; aunque aparentemente similares tienen connotaciones muy diferentes. A partir ello es posible comprender el por qué Raúl busca , cuestiona, se responde, se vuelve a interrogar frente a lo que denominamos finalmente como ese abismo y a la vez espacio de seducción que es la página en blanco, el acto de escribir. Dice por ejemplo:

“Las palabras tardan en salir
Mi Brother está en desuso
Apretar las teclas despierta
Una máquina que ilumina”

La máquina es el escritor, el poeta, que emerge de las interrupciones cotidianas , de los desencuentros y el desencanto para ser de pronto esa máquina sale de su vértigo sometido y se libera mediante la escritura.
De esta forma Raúl Romero construye a la vez que deconstruye sus voces y sus fantasmas. Así, el acto de escribir es un acto de convocación; acercándose a lo que el filósofo español Salvador Pániker afirma: “aunque suene paradójico, uno escribe para enterarse de lo que quiere escribir”.
Pero no se queda ahí. De ese universo con habitaciones ante la escritura y desde la escritura asume una visión crítica de su entorno, de la sociedad actual, del mundo contemporáneo sobre todo urbano; que además parece decirnos entre líneas que hay otro lugar más habitable y solar, más humano y más libre en todos los sentidos. Ese mundo gris es pues cuestionado e ironizado cuando dice, por ejemplo:

“El cielo está mas lejos que nunca y dios es una idea sin contornos definidos. El diablo es una figura hermosa que no existe. El infierno está en la tierra , bajo la apariencia de la desazón y la ausencia. El cielo ya no es un cielo puro, el paraíso está contaminado y dios se ha esfumado – ha escapado a través de una pantalla de televisión”.

El mundo urbano, la utopía escindida de sí misma, el hombre escindido, ya lejos de toda forma divina, atrapado en lo que no es o en lo que nunca pudo ser.
De esta manera el libro de Raúl Romero es una invitación a múltiples lecturas que de una u otra forma buscan exorcizar esa relación múltiple de luces y abismos de donde parece que no hay escapatoria. Quizá sólo aspirando a un retorno a los elementos primarios de la relación del hombre y la naturaleza, el punto de equilibrio entre la vida y la muerte, entre lo ascético y lo mundano, entre el sueño y la ilusión de la realidad que permanentemente nos engaña.
En su diversidad de habitaciones, esta casa de esmeraldas es una casa de ecos , gritos, salmos, llamadas telefónicas y guiños televisivos o de cuenta cuentos.
“En las delicias de campo esmeralda" termina siendo una caja de sorpresas donde los puntos altos, a mi juicio personal, son los poemas en los que el escritor busca respuestas dobles, es decir , donde haya luz y haya sombra.
Finalmente, señalar que en este boceto hay muchos temas que escapan y que sólo el lector podrá atrapar, saborear y seguir buceando en los enigmas y las certezas del libro de Raúl Romero Auad quizá repitiendo el poema en el que dice que todo esto fue nada más que:

“ un viaje al interior del lado oscuro
una exploración por mares subterráneos
una alquimia del alma
un fuego lento que nos consuma plácido
un retorno permanente al hueso de la naturaleza
un chuparle incesante
al tuétano de la vida”

Tarija, marzo 2007