viernes, 4 de julio de 2008

DIJERON…

Después de escuchar a Jorge Ortiz, gran actor boliviano, leer un poema –o algo parecido a ese abusado formato literario– en una radio local, entendí que “para ser maraco, en una sociedad cerrada como la nuestra, hay que tener los huevos bien puestos!! y… hay que ser bien machito.” (sic). (J. O.)

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“Fui actor, director, me gané el premio nacional de teatro y, ahora, dejo todo eso atrás. Me di cuenta que si no ejerzo el Arte en mi propia vida, en cada uno de mis actos, es mentira todo y yo, ¡soy un falso, no soy yo!” (Tupac)

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“Mis padres me indujeron a leer, lo hice y aun lo hago, es más, soy un poeta y un escritor; pero, ay de mi, no me enseñaron a pensar. Estoy viejo, he vivido lo más que pude, tengo ahora una memoria prodigiosa, conozco el nombre de todos los autores, sé conducirme por el camino de la buena literatura, devoro volúmenes magníficos y los cito (mi escudo está hecho de las letras de otros –y también de las palabras de otros: las atrapo en las charlas y son luego versos y aforismos–), a veces mi entorno aplaude la vastedad y el alcance de mi memoria. Otras, insoportablemente, ojos abiertos como las palabras mismas, tal vez seres que no leyeron tanto como yo pude, discurren sobre irresolutos temas que arrastra la humanidad y apuntan certeros al centro de su corazón (a la vez que del mío). Y el mío, herido desde siempre, sin asidero alguno, destila el miedo que provoca su luz sobre mi sombra. Mi literatura es un interminable lamento. Ciego al fin, sin medir nada (pues es lo único que tengo), pierdo lúcidos, transparentes amigos, trocándolos por seres que me alaban. Quiero decir, que me sostienen, que alargan mi caída a la boca de la muerte.” (J. B.)

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“Yo, que soy la Jefa, para mantenerme en el cargo, me he vuelto cómplice de los desmanes, incumplimientos, vaguezas, mediocridades e inoperancias de mis subalternos!! ¡¡Dios me libre de una jefa como yo!!” (mi jefa)